Skip to main content

Hoy hay un intento sincero de parte de las empresas y las universidades para hacer cosas en conjunto

Adrián AnacletoSocio fundador de Epidata

La empresa especializada en servicios de arquitectura y desarrollo de software Epidata se encuentra promoviendo su Programa de Cooperación Académica, a través del cual pretende fomentar el acercamiento entre la Academia y la Industria.

Valerio Adrián Anacleto opina sobre la relación academia – sector privado

Desde sus inicios la compañía se interesó en el relacionamiento entre ambos ámbitos y realizó convenios de cooperación académica, actividades de capacitación, direcciones de tesis, investigación y desarrollos en colaboración con casas de estudio.

El área de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) de Epidata ha colaborado en trabajos de investigación con la Carnegie Mellon University, uno de los centros de estudios más prestigiosos de los Estados Unidos

Adrián AnacletoSocio fundador de Epidata

Entre sus logros también figuran los marcos de mutua cooperación con la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería de la Universidad Católica Argentina (UCA) y con la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), para realizar trabajos de investigación y consultoría en conjunto, colaborar en actividades del posgrado y organizar actividades de capacitación para la comunidad académica

Adrián AnacletoSocio fundador de Epidata

¿Cuál es su visión sobre la actual relación entre empresas y universidades?

Creemos que hoy por hoy, hay un intento sincero de parte las empresas y las universidades para hacer cosas en conjunto, motivadas quizás por un recambio generacional en las instituciones y una nueva ola de empresarios con una visión distinta en cuanto al compromiso con las instituciones educativas y el emprendedorismo. Hay que distinguir que no es lo mismo una Pyme que una corporación, y la academia debe entender estas diferencias, para saber cómo interactuar y qué se puede pedir a cada una. Hoy en día, el concepto de empresario cambió, y ya no debe asociarse con accionistas o directores de multinacionales, sino con un perfil Pyme, joven, socialmente responsable, que no se acerca a la universidad a pedir nada, sino que va a devolver algo de lo que alguna vez recibió. Empresarios y profesionales se acercan a saldar una deuda interna con la academia, entendiendo que si queremos funcionar bien, primero es necesario hacer lo que debemos y luego exigir que otros hagan lo suyo. Por eso hay que empezar a dialogar con las personas e instituciones que intentan ser distintas y se muestran de tal manera. Porque no hay futuro sin una concepción sistémica de nuestro impacto en el mundo que nos rodea.

¿Por qué es tan difícil en Argentina impulsar esta relación?

Se debe a una postura natural tomada desde ambas partes. La academia muchas veces exige inversiones, dinero y material para investigación. Por otro lado, la industria exige torpemente profesionales que sepan “java”, “.NET”, “c++”. En esas posturas ambas partes están equivocadas, ya que son pensamientos cortoplacistas y para nada sistémicos. Si las empresas queremos terciarios con Java, debemos trabajar entonces para armar terciarios en los sectores humildes del conurbano y generar programas de inserción laboral serios. Si la academia quiere dinero de las empresas, primero habrá que debatir sobre un modelo nacional de educación, en el que la universidad sea sustentada por el Estado. Por eso, la propuesta es pensar al revés: dejar de esperar qué nos puede dar el otro, y enfocarnos primero en dar un poquito de ambas partes, para que las cosas comiencen a fluir por sí solas. No es un pensamiento metafísico sino sistémico, de ética y compromiso social.

?
?
?
?